Conscientes en todo momento de que el hecho de estar vivos es, en verdad, un regalo maravilloso, que los demás, todos, incluso los que parecen diferentes o distantes, tienen algo bueno en el fondo, basta con darles un poco de confianza. Que no importa el dinero que uno tenga, porque cuando los auténticos valores están bien enraizados en nuestro interior, constituyen una riqueza inagotable. Siempre he tratado de vivir así. Y así soy feliz.
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